BioPinturas Argentinas es un emprendimiento familiar de San Miguel de Tucumán, Argentina, que se dedica a la fabricación de pinturas amigables con el ambiente remplazando resina sintética, que contiene compuestos orgánicos volátiles, por un polímero natural que se forma a partir del residuo lácteo. Además, también hace uso de la baba de las hojas de penca (planta perteneciente a la familia de las cactáceas), material que incrementa la adherencia de la pintura.

El emprendedor que inició esta idea de negocio fue Guillermo Javier Corbalán, quien se crio entre las pinturas del negocio de sus padres. A la edad de cinco años se enteró que un vecino había fallecido a causa del contacto directo con los sintéticos tóxicos que usaba en su trabajo como pintor de autos. Este triste y traumático recuerdo, aunado a los relatos de la pinturería de la familia acerca de la toxicidad y daño que provocan los componentes orgánicos volátiles lo motivaron para crear pintura que no afectaran la salud y al ambiente. Durante su investigación para poner en marcha su proyecto, Corbalán se imaginó que los residuos lácteos desechados por la industria quesera podrían servir como materia prima para cumplir con tal propósito.

Así, Corlabán inició su emprendimiento en 2015 con capital propio, derivado de sus ingresos como contador público. Lo primero que hizo fue encontrar a ingenieros químicos para acompañar su proyecto. Fue así como se contactó con dos profesionistas del área en la Universidad Nacional de Río Cuarto, en Córdoba, con disposición a trabajar en la elaboración de las pinturas ecológicas. Estos profesionistas examinaron y confirmaron la posibilidad de utilizar los residuos lácteos.

Una vez que se logró el desarrollo del producto, se llevó una muestra a un centro tecnológico de Buenos Aires con la finalidad de que se le diera el visto bueno referente a la calidad y propiedades sustentables de la pintura. Con el visto bueno del producto es que se inicia oficialmente la empresa, integrando a parte de su familia, hermanos y padres. También se incorporó al equipo Sebastián Díaz, ingeniero químico.

La demanda de la pintura fue positiva: “Algunas empresas constructoras del norte y centro del país que trabajan con biomateriales ya nos solicitaron muestras, también lo hicieron hospitales y colegios interesados en la cultura del cuidado de la salud de las personas y del medioambiente”, indicó Corbalán a InTucumán.

La pintura látex obtenida ha sido merecedora de varios reconocimientos nacionales y provinciales que facilitaron los permisos para autorizar la producción del producto, pues no encajaba dentro de ninguna categoría. En 2016, el equipo obtuvo un Fonsoft (fondo fiduciario de promoción de la industria del software) para el desarrollo de un sistema de control informático para las “biopinturas”. Al año siguiente, recibió el sello “Proesus” (Programa de Emprendedores para el Desarrollo Sustentable) del entonces Ministerio de Ambiente de la Nación. Luego, tras recibir la licencia de la “Marca Tucumán” por parte del IDEP, la marca fue beneficiaria de un préstamo del Fondo Semilla, programa nacional destinado a asistir a emprendedores.

Fuentes consultadas

https://agroempresario.com/publicacion/58079/guillermo-corbalan-el-valor-agregado-esta-en-lo-social-y-en-lo-ambiental/

https://www.argentina.gob.ar/noticias/desarrollo-sustentable-comprometido-con-el-medio-ambiente

https://intucuman.info/plus/biopinturas-argentinas-un-proyecto-tucumano-comprometido-con-el-medioambiente