Instalarán en Argentina planta de rastrojo de trigo prensado para paneles de construcción

La empresa Bioceres tiene proyectado invertir 7 millones de dólares para poner en funcionamiento la primera planta que utilizará rastrojo de trigo para fabricar paneles de construcción, una técnica que ya es empleada en países de Europa, Estados Unidos y Australia. Desde la compañía estamos desarrollando tecnologías totalmente alineadas con los objetivos de reducir el […]

La empresa Bioceres tiene proyectado invertir 7 millones de dólares para poner en funcionamiento la primera planta que utilizará rastrojo de trigo para fabricar paneles de construcción, una técnica que ya es empleada en países de Europa, Estados Unidos y Australia.

Desde la compañía estamos desarrollando tecnologías totalmente alineadas con los objetivos de reducir el consumo energético, ahorrar agua y mitigar el cambio climático», define Claudio Dunan, director de Estrategia de la firma líder en bioeconomía.
Según estiman, la instalación de la planta de manufactura comenzará el primer trimestre del año que viene, estará emplazada en Tandil y se espera que genere 750.000 metros cuadrados de paneles de trigo prensado al año. Dunan detalla que no es posible establecer este tipo de diseño en cualquier zona. «Tiene que ser una donde haya abundancia de rastrojo, para no afectar la sustentabilidad del suelo», añade.
Además de utilizar biomasa de cultivos agrícolas, las placas de trigo tienen otras propiedades, ya que son térmicas, ignífugas y acústicas. Pueden ser utilizadas para techos, paredes o cielorrasos y reemplazar otro tipo de materiales, como el durlock. «También están las ventajas ambientales, como la fijación de carbono, que en vez de ser emitido, queda secuestrado en las placas». A su vez, el ejecutivo resalta que no necesitan agua para su creación. «En el yeso, por ejemplo, utilizás agua que después debe ser evaporada. En ese proceso hay energía perdida», argumenta.
Según explica, estas placas «están por encima de los estándares y la durabilidad», a la vez que el precio «es muy competitivo». «Duran alrededor de 80 años, por lo que se conoce de su uso en otros países. Pero una vez que la tenés que cambiar, la enterrás y se terminó el problema. Es materia orgánica para el suelo», sintetiza.
Desde la compañía están trabajando con socios estratégicos y productores agropecuarios a quienes les interesa el valor agregado. «Es un proyecto local y buscamos que haya la mayor cantidad de gente involucrada. No solo argentinos, sino personas de Tandil específicamente», aclara Dunan. El socio tecnológico es la empresa australiana Ortech, que se dedican a fabricar este tipo de placas desde hace ya varios años. Asimismo, están en contacto con una cooperativa de viviendas de Tandil, llamada Falucho, que está interesada en el desarrollo. «Tandil es una ciudad en donde la construcción ecológica verde tiene una oportunidad importante», sostiene.
A su vez, con la misma tecnología puede hacerse paneles con rastrojo de arroz. «Estamos evaluando un proyecto ahí», adelanta el ejecutivo.

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